miércoles, 14 de noviembre de 2012

De huelgas y manifestaciones.

La idea era dejar esto un tiempo ya que tuve que meterme en tareas mayores, como aprobar un curso en septiembre -si a alguien le interesa saberlo, la operación fue un fiasco-, pero se me ha ido de las manos. La procrastinación es mi mayor defecto, mil perdones. A cambio ofrezco un modestísimo cambio de look del blog y un contenido de mayor calidad. Palabrita del Niño Jesús.

Pero una situación como hoy, la huelga general, he considerado que tenía la suficiente relevancia como para abrir esta nueva temporada del blog, sobre todo ante la cantidad de sectarismo, opiniones kamikazes o, directamente, gilipolleces que tiene uno que escuchar o leer. Ya os he aguantado bastante, ahora me toca a mí hablar.

Yo estoy a favor de la huelga, aunque no puedo ir a la manifestación porque no vivo en Madrid y con el transporte público me resulta muy difícil ir y sobre todo volver a mi casa. Aunque tampoco sé si estaría cómodo en esa manifestación, porque estaría allí para apoyar a La Marea Verde o la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, y no a los sindicatos principales. Sí, yo a Toxo y a Méndez me los paso por los huevos, y sé que si la manifestación es un éxito, el punto se lo apuntan ellos y su sindicalismo de finales del siglo XIX. 

Igual que hay huelgas, sobre todo de las que me toca, las de estudiantes, que me han parecido precipitadas, esta es la primera huelga que vivo con motivos solo para asistir. Pero no por ello me gustan los piquetes informativos. A estas alturas resulta imposible no enterarse de una convocatoria de huelga. Tampoco me gusta que quieran convencer a quien no hace huelga de que la secunde o directamente le de palos por esquirol. Yo apoyo el paro y no me hace gracia que haya gente que esté en contra, pero no por ello le voy a dar un par de hostias, más sabiendo que hay casos como los de mis padres o algún que otro amigo, que pese a estar a favor no podían hoy faltar al curro. Propuestas como las de no consumir, aunque bonitas, pecan de utópicas. Además, incluso para ello ya ha encontrado nuestro querido Partido Popular la manera de minimizar el resultado.

A mi querida Esperanza Aguirre, y los que creen que es una huelga política contra el PP, les diré dos cosas: primero, que obviamente toda huelga es política en cuanto va contra un Gobierno y por ende, contra el partido gobernante, por lo que eso es una gilipollez, aunque se recoja en la Constitución que es motivo de ilegalización de la huelga. Sí, ya que os negáis a actualizarla, la Constitución también me la paso por los cojones. Segundo, querida Espe, si las manifestaciones contra el PP son más feroces que contra el PSOE es porque si algo decente hizo el PSOE es no encabronar al personal con declaraciones o cuestionables actuaciones policiales.

Por esto último también apoyo cosas como rodear el congreso, ya que si los políticos no quieren escuchar hoy desde Colón, habrá que ir a su “casa” a que nos escuchen. Por aquello de que dentro del Congreso tienen que representarnos y tal, lo cual veo muy difícil si no saben lo que queremos. Dicho esto, ojalá esta huelga sirva para algo, aunque lo dudo. Pero quizá una así cada poco tiempo, o hasta que deje de haber motivos para hacerlas, haga que alguien se plantee las cosas, y no que hagamos un suicidio colectivo en la Plaza de España, como ha tenido que ocurrir con los desahucios. Clic.

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